Un paseo por el desierto, bosque o playa. Viendo las olas rompiendo contra la orilla. Inhalar profundamente justo después de la lluvia. Ese tono dorado antes del atardecer. Tomarse el tiempo para bañarse en el mar y disfrutar de los efectos de la mente azul (el estado de calma y meditación que proviene de mirar o experimentar cuerpos de agua) tiene numerosos beneficios medibles.

Desde estimular el sistema inmunológico, el estado de ánimo, los niveles de energía, la concentración y la calidad del sueño; para reducir la presión arterial, las hormonas del estrés y los síntomas de la depresión, la respuesta es clara: si se siente atrapado en un patrón que no le sirve, salir a caminar puede ayudar a calmar la mente, conectarse con el ritmo de la vida y tal vez ofrecer un cambio de perspectiva que lo saque de ese ciclo negativo. Incluso rodear su espacio interior con plantas puede mejorar el estado de ánimo (y la productividad), ofreciendo una manera de cosechar los beneficios a lo largo de nuestra vida diaria. Busca orientación e inspiración directamente de la naturaleza, a través de la tranquila observación de su verdad en acción.