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Guías Espirituales

FRANCISCO BARNETT ASTORGA

Chapo Barnett

Nació en Bahía de Kino , Sonora el 27 de Diciembre de 1937.  Desde muy corta edad empezó a danzar y a cantar con los antiguos maestros de la tradición Comcaac.

Considerado guardián de la tradición, ha sido embajador de su cultura y tradición en el continente Americano y Europa; es miembro del Consejo Continental de Ancianos y Sacerdotes Indígenas de América constituido en 1992.

En noviembre del 2017 se le otorgó el Premio Nacional de las Artes y Literatura en la Categoría IV “Artes y Tradiciones Populares”, por su gran trayectoria y representar a su cultura en diversos foros y países.

“Desde que tenía uso de razón ya sentía algo muy especial en lo más profundo de mi Ser.  Se que el gran espíritu Hant Caii, me encomendó para hacer algo en esta tierra, al principio no sabía exactamente cuál era mi misión. 

Cuando tenía 4 años de edad ya sentía una fuerte atracción por los cantos danzas y las fiestass, no me perdía las fiestas que celebraban en la comunidad, aunque los demás niños jugaban alrededor de la fiesta, yo no hacía lo mismo, me quedaba sentado cerca del danzante viendo los pasos y escuchando los cantos, ya cuando avanzaba la noche me dormía en ese mismo lugar.

Cuando tenía 6 años empecé a danzar, desde ese entonces me invitaban a las fiestas a danzar. Aparte de esto hacia  meditaciones  para fortalecerme; por medio de estos ejercicios y ayunos conseguí mi fuerza mental para curar enfermedades y levantar a los débiles.  Después todo lo que aprendí se lo enseñe a los niños y jóvenes para que estos saberes sean transmitidos a las nuevas generaciones, mi mayor anhelo es que todos vivamos en Paz y Armonía”.

Apenas tenía nueve años cuando tuvo su primer acercamiento con el mundo mágico de sus ancestros. Se fue solito al monte, donde juntó algunas piedras y con ellas dibujó en la tierra un cuadrado, dentro del cual se recostó… Cerró los ojos y se transportó a las entrañas del universo. Entonces recibió esa gracia que le ha permitido curar a las personas a través de sus cantos, apoyado siempre con hierbas medicinales.

Meses más tarde, tuvo su primer contacto con los seres luminosos que le dotaron de sabiduría.  Le mostraron una mesa llena de dones; cuando le preguntaron cuáles quería, escogió el de curar, sin saber que con este venían los de la alegría y el canto como manifestaciones de la felicidad.