CONÓCENOS

Jesús Felix Segovia

Quiero que me acompañes en un viaje, que tal vez no sea el más largo… pero sí el más trascendental de tu existencia, el viaje donde te adentraras a tu propio ser.

Cuentan los ancianos de la tribu que venimos de tierras muy lejanas, que una hermosa y gran nube los guió hacia el territorio hoy sagrado que habita el pueblo Comcaac, en las historias alrededor del fuego se dice que la primera generación de esta raza eran gigantes, con poderes sobrenaturales.

La isla tiburón es el corazón de nuestro pueblo, el mar que la rodea la sangre de aquellos hombres y mujeres que ofrendaron su vida a cambio de libertad y la herencia de nuestro amado territorio que hoy pisamos.

El conocimiento de la naturaleza y su comprensión viven guardados esperando ser tomados con el corazón, se manifiesta a través de los poderosos cantos que se transmiten de generación en generación de manera oral, en ellos se honra la existencia del todo, las especies

marinas, los animales de tierra y todas las plantas.

A la edad de 20 años una verdad irrefutable se vislumbro justo delante de mí, como una explosión titánica que transformó para siempre mi espíritu, sentí el llamado de mi legado, sentí una búsqueda de algo mayor a lo que estaba realizando, no sabia que, solo era como un deseo inquietante en mi ser. Decidí buscar a uno de los abuelos mayores de la tribu, para contarle que había algo en mí que no estaba del todo tranquilo.

Él se encontraba en su meditación del día, y me pidió que me acercara, me senté junto a èl y me dijo: “Tu eras al que estaba esperando”, el Creador te envío a mi, para que continúes mi legado., te enseñaré todo lo que se, en el tiempo que aún permaneceré en esta tierra te compartiré el conocimiento que me fue conferido de la misma manera que nuestros ancestros, para que seas guardián de nuestro legado y lo transmitas a las siguientes generaciones. Desde ese día mi abuelo me ha transmitido todas sus enseñanzas, las cuales honro y guían mi camino en el servicio a la humanidad.

Puedo verte, puedo ver más allá de tu cuerpo, más allá de lo invisible, veo la unión de tu yo cuántico con el mío, veo que somos uno.

Somos semillas estelares que el creador dejó, somos DIOS , versiones únicas de él mismo y cada uno de nosotros pertenecemos al campo unificado, a un todo indivisible, al reino de las posibilidades infinitas, donde no hay separación solo amor, y con ese amor quiero que vibremos juntos.

Mi anhelo es ser un instrumento de lo inefable, llevar el mensaje de unidad y de esperanza. Que un mundo mejor es posible. La plenitud y la conexión con lo divino es aquí y ahora.

No te asustes si te digo que Te amo.

No te incomodes si te digo que te amo y apenas me conoces.

Te amo porque yo soy tú y tú eres yo.

Te amo como aprendí a amarme a mi mismo.

No necesito verte, puedo sentir tu energía, en tus palabras, en tus letras; no necesito una imagen de tú rostro para colocar este amor que nace dentro de mí.

No necesito que estés conmigo para amarte, para acompañarte, para sentir.

No necesito que tú me ames como te amo a tí; para mí es suficiente saber que existes, y que estás en la busqueda del amor; porque si buscas, estás un paso delante de quiénes no estan buscando, y si estás buscando, ten por seguro que encontrarás.

Celebro tú existencia, como la más maravillosa creación en la Tierra.

El amor no es una relación, es un estado de consciencia.

La próxima vez que te diga que te amo, no te asustes… Acéptalo de manera cálida en tu corazón, y camina con la certeza de que un día comprenderás desde tu experiencia ésto que te escribo.

Entonces, empezarás a hacer la magia del amor por tí mismo, sembrando amor en el alma de aquellos que empiezan su búsqueda.

Te Amo. ¡Haa xah tiipe!